La contratación pública se ha convertido en uno de los grandes focos de atención de los gestores públicos, de la ciudadanía y de las instituciones de control de la legalidad y de eficiencia.

    En este nuevo proceso electoral, con nuevas propuestas electorales de los partidos políticos a los ciudadanos, se constatan dos ideas: una primera es que existen puntos comunes o coincidencias sobre determinados problemas, como son la sostenibilidad ambiental, la lucha contra el problema de la despoblación (la España vaciada), la necesidad de combatir la corrupción, la sensibilidad -con distinta intensidad- por reforzar políticas públicas sociales vinculadas a la educación y al conocimiento, a la estabilidad laboral y a la creación de empleo de calidad, a una mejor y más eficiente sanidad y asistencia social, etc. Coincidencias que, al menos en los mínimos, justificarían un gran acuerdo de Estado para su implantación. La segunda idea: nada se dice en dichos programas sobre contratación pública. Y ese vacío es, cuando menos, preocupante….

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