La Policía ha llevado a cabo una nueva macrooperación contra la corrupción a la que ha bautizado con el nombre de operación Enredadera en poblaciones de tres zonas: Madrid, Cataluña y León. La trama, en la que están implicados empresarios, alcaldes y hasta policías locales, adjudicaba contratos administrativos a la empresa Aplicaciones Gespol para colocar semáforos a cambio de comisiones y manipulaba los datos de tráfico y siniestralidad para justificar la colocación de radares donde no hacían falta, con finalidad puramente recaudatoria.
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